Las consecuencias de la pandemia por coronavirus se han analizado desde muchos puntos de vista. A la crisis sanitaria se le suma una crisis económica sin precedentes ya que nunca se había visto la necesidad de cerrar literalmente negocios por completo. Las consecuencias principales vistas en consulta son el aumento de casos de ansiedad, depresión y de estrés. De forma general, la crisis del coronavirus ha aumentado y acelerado trastornos que ya se padecían y ha originado nueva sintomatología en pacientes sin ningún historial previo de trastorno psicológico.
Durante el confinamiento fueron habituales las emociones negativas como el miedo y la tristeza, a lo que se añadía la incertidumbre laboral y económica. En la situación actual principalmente existe el miedo a un posible contagio, lo que nos llevaría a volver a “parar” y el estrés de tener que cumplir todas las restricciones y normas necesarias para esta nueva etapa.
En los adultos las características de esta nueva etapa son sentimientos de incertidumbre laboral y económica. ¿Mantendré mi puesto?, ¿mi empresa saldrá de esta?, ¿seré capaz de reflotar mi negocio?. Aparte de la reducción de los ahorros que se han tenido que gastar para hacer frente a la bajada de los salarios si se ha cobrado ERTE o ayudas. A su vez, cuando nos proponemos ahorrar dejamos de hacer actividades gratificantes de nuestro día a día, actividades que nos hacen más felices. Por último, añadir la falta de contacto social y la reducción de actividades y hobbies por las restricciones y el miedo al contagio.
En cuanto a los niños, ellos no entienden que ya pueden salir pero que tienen que hacerlo con mascarilla y con mucho cuidado de no contagiarse. En su cabeza su pensamiento es “o hay virus o no hay virus”. Los adultos podemos procesar lo que significa esta segunda etapa y toda la nueva información, pero ellos tienen miedo y estrés. Miedo del virus porque así se lo hemos hecho ver durante el confinamiento y estrés porque no entienden ahora la nueva situación, lo que pueden o no pueden hacer. Por último, normalmente tienen a un adulto detrás constantemente diciéndole no hagas esto o lo otro, ten cuidado, etc. Ellos han pasado de vivir y jugar con libertad a tener que ponerse una mascarilla, a no poder jugar con sus amigos, a tener que cumplir nuevas normas y, en definitiva, a dejar de ser “niños”.
Algunas preguntas habituales en consulta:
¿Es normal que no esté feliz desde hace tiempo?:
Sí, todos somos menos felices y hay dos razones fundamentales: La falta de realización de actividades gratificantes en nuestro día a día y la falta de contacto social. Aparte de esto, cada uno tendrá sus motivos, a cada persona le hace feliz ciertas cosas y no otras. Pero incluso las personas más afortunadas y adineradas tienen miedo e incertidumbre y han tenido que reducir muchas actividades que les hacían felices.
¿Es normal que no tenga motivación?:
Sí, es normal. Esto es debido a que no existe una fecha que nos indique el fin de esta situación y que nos deje hacer planes factibles, lo cual nos motivaría al planificarlos y al pensar en realizarlos.
Cuando me propongo hacer un plan luego me desilusiono al pensar en hacerlo con mascarilla y la distancia de seguridad y a veces no lo hago :
Normal. Es un efecto colateral de la situación. El tener que tomar precauciones cada vez que salimos nos desilusiona y nos entristece. Incluso puedes llegar a no hacer aquello que ibas a hacer.
Es difícil dar consejos en esta situación. Pero es importante seguir unas rutinas diarias, hacer deporte, intentar tener “cierto” contacto social semanal y sobre todo realizar actividades que nos gusten en la medida de lo posible.
Cristina León. Psicóloga Sevilla.