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Cristina León. Psicóloga Sevilla

¿ Cómo puedo mejorar la relación con mi hijo adolescente?




  • En primer lugar, no hay que forzar al adolescente a explicar sus problemas. El adolescente necesita su propio espacio de intimidad. Si la comunicación antes de la llegada de la adolescencia ha sido buena y se han establecido unos correctos lazos afectivos, el joven acudirá a sus padres cuando lo necesite.


  • Hay que reforzar su papel dentro de la familia. El adolescente es un joven en tránsito hacia la adultez. Hay que darle cierto protagonismo en casa, escuchar sus opiniones y dejarle participar en la toma de decisiones ya que esto fomentará su autonomía.


  • Cuando tengamos un conflicto con un adolescente, es importante no imponer nuestro propio criterio a la fuerza. Debemos cuidar las formas (hay que evitar gritar aunque tengamos que ser contundentes). Intentaremos aportarle otros puntos de vista con argumentos suficientes para que elija su propio camino, pero que sea él quien tenga la sensación de que participa en la decisión.


  • Los padres tienen que imponerse en algunas situaciones y adaptarse a otras que de entrada no deseaban (el hijo empieza a fumar, beber, quiere un tatuaje, etc.). Hay que intentar ser flexibles y tolerar alguna cosa a cambio de evitar otra.


  • Cuando los padres están separados, los adolescentes suelen utilizar a uno y otro para ir consiguiendo sus objetivos inmediatos (obtener dinero, llegar más tarde a casa, etc.). Es esencial es que ambos padres, en lo que se refiere a la educación de sus hijos, compartan las normas, los límites y tengan unos mismos estilos educativos.


  • Como padre debe ser un modelo estable y coherente con aquello que le va a pedir a su hijo. No castigue pequeñas cosas e ignore las grandes. No debe cambiar de criterio según el día. Predique con el ejemplo.


  • Nunca hay que discutir con un adolescente cuando esté alterado o usted mismo se encuentre nervioso. En la adolescencia la explosión de hormonas facilita expresiones extremas de ira (portazos, golpes, etc.). No añada más leña al fuego. Espere a que se haya calmado para establecer el diálogo y las correspondientes consecuencias. No persiga a su hijo si está alterado, déjele que se calme. Si es necesario se habla al día siguiente.


  • Los padres no son amigos de sus hijos. Tienen unos deberes y obligaciones legales hacia él, deben tomar decisiones en función de las necesidades del menor. Los amigos aconsejan, los padres deciden aspectos importantes de la vida de sus hijos. Eso no impide que tenga una buena relación afectiva.


  • Cuide su propio proyecto personal. Padres implicados en actividades lúdicas, aficiones, deporte, vida saludable, etc., independientemente de la atención hacia sus hijos, suelen ser unos modelos más admirados y respetados por los adolescentes.



Cristina León. Psicóloga Sevilla

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