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Cristina León. Psicóloga Sevilla

¿Podemos prevenir un ictus?

Los accidentes cerebrovasculares tienen la frecuencia más elevada entre las enfermedades del sistema nervioso del adulto. La mitad de todos los trastornos neurológicos atendidos en un hospital general pertenecen a éste grupo.


Los factores de riesgo para padecer un accidente cerebrovascular son la hipertensión, el tabaquismo y el colesterol elevado. El término accidente cerebrovascular usualmente llamado ictus se refiere al síndrome neurológico focal repentino, causado por trastornos de los vasos cerebrales. Puede aparecer como una oclusión del interior de un vaso cerebral por un trombo, por la rotura de un vaso o por alteraciones en la permeabilidad de la pared vascular.



¿Cuales son los síntomas?


  • Parálisis en una mitad de la cara.

  • Deficiencia sensitiva en la mitad contralateral (el lado opuesto al de la lesión).

  • Dificultad para hablar, sordera e incapacidad para escribir.

  • Pérdida del campo visual.

  • Parálisis del brazo y piernas contrarios al lado de la lesión.

  • Incontinencia urinaria.

  • Desorientación.

Es todos los casos es de vital importancia ser atendido lo antes posible llamando a los servicios de emergencias.


En general, la importancia reside en la prevención de los principales factores de riesgo: Controlar la hipertensión arterial, no fumar y bajar los niveles de colesterol. Existen enfermedades hereditarias y factores de riesgo genéticos que predisponen a padecer un ictus, en éstos casos es imprescindible minimizar los tres factores de riesgo ya que éstos actuarían desenmascarando la enfermedad.


En cuanto al tratamiento rehabilitador a seguir, estará influido tanto por el estado neurológico y médico del enfermo como por la zona y la morfología del accidente vascular. Como indicadores del éxito del tratamiento se encuentran la rapidez en la detección, la edad del paciente, el estado de salud general, la zona del accidente (hemisferio cerebral predominante o no), la reserva cognitiva previa y la envergadura de la lesión en cuanto a las áreas cognitivas que se vean implicadas.


La rehabilitación pasa por la toma de medicación y la incorporación de hábitos de vida saludables. Dependiendo de la afectación se suele realizar tratamiento de fisioterapia sobre los miembros perjudicados, terapia ocupacional para recuperar las actividades de la vida diaria, logopedia para recuperar el uso del lenguaje y terapia cognitiva para la recuperación de las funciones cognitivas alteradas como son la atención, la memoria y el razonamiento.


Por último, es imprescindible que el tratamiento realizado sea multidisciplinar y que se preste formación y apoyo psicológico para los familiares que convivan con el paciente.


Cristina León. Psicóloga Sevilla.

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